Es uno de los paseos obligados cuando uno va a Mendoza. La presencia constante de las altas cumbres en el horizonte lejano es como un imán que invita al viajero a internarse en un mundo de gigantes. Una amplia variedad de paisajes se abrirá poco a poco: el río Mendoza, la planicie en la que se encuentra la ciudad, los valles entre montañas, los picos menores de la pre cordillera hasta llegar a las más altas cumbres de la Cordillera de los Andes.